Psicología: Las necesidades innecesarias.

La mejor manera de no quedarse anestesiados por el progreso es evitar las falsas necesidades, las necesidades innecesarias..

"Puedo pasar sin ello, por eso lo dejo".. Lo decía un compañero mío de clase en la Universidad, y se refería a tomar el té, costumbre universal en la India, pero que él no seguía. Y no lo seguía porque podía pasar sin ella. Gran principio.
Me puedo pasar sin ello, luego lo dejo. Fuera lo que fuera, grande o pequeño, importante o mínimo, general o particular, me puedo pasar sin ello y eso basta. No crearse "necesidades innecesarias". Un gran principio de vida. Anónimo

El consumismo nos consume, más y más.
Puedo tenerlo, luego lo tengo, eso es lo opuesto de; "puedo pasar sin ello, por eso lo dejo". Basta con verlo para desearlo, y con desearlo para comprarlo, todos lo tienen, es lo último, es lo que se lleva, lo he visto en el escaparate, en la revista, en la TV, en casa del vecino. Luego ha de estar en la mía. No es que necesite el aparato, probablemente no me sirve de nada. Lo que necesito es "tenerlo". Esa es la necesidad innecesaria. No la necesidad del objeto en sí, sino la servidumbre publicitaria del efecto demostrativo. El deseo, la competencia, la envidia. El ansia de ser como todos, de no quedarse atrás, de no ser menos. La necesidad de tener..

Puede llegar a hacerse dura costumbre. El instinto de poseer se desborda y se aferra a todo lo que encuentra a su paso sin casi importarle de qué se trata. Adquirir, tener, usar, consumir. Se aprende desde pequeños, se refuerza con las demandas de la moda juvenil, crece al crecer la capacidad de adquirir, y atenaza con su crecimiento salvaje, el desarrollo de la personalidad. La posesión y el consumismo ahoga a la persona.

Por salvar a la persona y a la sociedad es urgente que aprendamos la sobriedad satisfecha que sabe vivir en medio del ataque de los supermercados sin dejarse fascinar por ellos.

Cuentan que Diógenes que, ya en sus tiempos, se paseaba or los mercados sin comprar nada y decía a los que se interesaban por su visita al comercio: "Vengo para ver lo que no necesito". Ya era ésa la clave: no necesito. Y lo sigue siendo entre nosotros ahora más que nunca. Lo que nos falta es la mirada del sabio para ver sin dejarse atrapar. Turismo filosófico.

Dejar la taza de té, no importa que todos tomen, yo no lo necesito, puedo pasarme sin él, y me paso. Secreto sencillo de existencia felíz.

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